Cada año, decenas de millones de contribuyentes presentan sus declaraciones a Hacienda. Ya sea mediante una presentación electrónica o el proceso tradicional de enviar una declaración por correo, los contribuyentes pueden sentir un poco de nerviosismo. Nadie quiere que le envíen una carta de auditoría a su dirección de Texas, pero los exámenes del IRS ocurren. Prepararse para una auditoría podría ayudar a los contribuyentes a hacer frente a la situación con eficacia.
Refutar una auditoría implica reunir las pruebas necesarias para hacerlo. Por ejemplo, ¿impugnó el IRS las deducciones benéficas? Presentar pruebas de que el contribuyente hizo las donaciones y establecer la legitimidad de la organización benéfica podría ayudar.
Esperemos que el el contribuyente llevaba un buen registro. Llevar un registro deficiente puede acarrear más problemas con las autoridades fiscales, ya que no llevar registros precisos puede constituir una infracción de la ley.
La profesionalidad cuenta a la hora de facilitar a Hacienda los documentos que solicita. Acudir a una oficina local y perder los nervios con un empleado de Hacienda puede convertir una situación manejable en un desastre legal.
Auditorías fiscales puede dar lugar a que alguien se enfrente a una evaluación de los impuestos adicionales adeudados. Peor aún, la auditoría podría dar lugar a sanciones adicionales o a la presentación de cargos penales.
Sin embargo, no todas las situaciones pueden acarrear consecuencias terribles. Alguien que reclama deducciones empresariales por gastos personales puede meterse en problemas, pero una persona que cometió un error honesto por una cantidad relativamente pequeña de dinero puede que sólo vea incrementada ligeramente su valoración.
No se recomienda contactar directamente con Hacienda. Un contribuyente puede decir algo equivocado por error o revelar información que la agencia tributaria no pidió o no necesita saber. Trabajar con un abogado fiscal puede ayudar a un cliente a evitar empeorar una situación difÃcil.
Es importante tener en cuenta que una decisión decepcionante de un auditor del IRS podría no significar el final de las cosas. Llevar el asunto a los tribunales fiscales podría revertir una evaluación de auditoría inadecuada.